dijous, 15 de març del 2018

«Se ha escuchado el latido de un despertador en una calle vacía. (...) Los pájaros empiezan a bajar de las azoteas a los árboles. (...) Alrededor del mercado de Sant Antoni los libreros ya se han puesto a montar los puestos. Llegan con sus coches cargados de cajas de libros viejos, usados, nuevos. También los de los tenderetes de los tebeos empiezan a instalar sus cubetas rebosantes de cuadernillos. Julie busca en los cajones el Spiderman de Ditko, que dibujó al Peter Parker más introvertido, más delicadamente adolescente, y junto a ella Ferran prefiere al Hombre de Hierro, atrapado en su armadura, a un paso de la nueva carne.»


Este es un fragmento que Javier Pérez Andújar, en su particular visión de Barcelona, escribió para BCN 24h, un libro en el que una cincuentena de escritores y fotógrafos, a partir de un hilo argumental común, el paso de Julie -una turista- por nuestra ciudad nos da una visión plural de Barcelona. Las fotografías tomadas durante el año 2004 por Frank Kalero, cuando el Mercat Dominical de Sant Antoni aún estaba bajo la histórica marquesina.

A continuación podéis leer el texto completo:



Al amanecer el sol recortó la silueta de la torre de las Aguas con su perfil de misil y saludó asi a los días que corren. Ya habían empezado la ruta de los quioscos, a esa hora todavía cerrados, las furgonetas con el reparto de la prensa. Julie tomó un periódico de uno de los paquetes y, llevada de un vago sentido del humor, rectificó con un bolígrafo el albarán de entrega de los diarios. No descuidó recoger el suplemento dominical.

Un hombre y una mujer que intentaban de nuevo sentirse jóvenes volvían a su casa cansados del tabaco y de las cosas y, mientras ella metía la llave en la portería, él apuraba su colilla, la lanzaba al suelo y entonces la pulverizaba con sus zapatos aún lustrosos. Pasó una ambulancia despacio y en silencio, con las luces de alarma apagadas, como un fantasma aburrido. Y otro hombre solitario encendió el primer cigarrillo del día y llamó a su perro, que se alejaba por la acera viendo el mundo con una mancha oscura alrededor del ojo. Le dijo: «Treski...!», porque quizá el hombre habia sido lector de La familia Ulises. Y otro tipo que también fumaba siguió empujando su carrito lleno de ropa sucia y de cartones. Y cada vez circulaban más vehículos solitarios, porque a esta hora la ciudad está poblada por una solitaria multitud de coches y de personas.

En un autobús de los que llegan de la periferia viajaban unas mujeres adormiladas. Iban al trabajo con la cabeza recostada sobre la ventanilla. Las siguió con la vista un señor que sacaba botellas de plástico de un contenedor ecológico, y que las comprimía como acordeones para que cupiesen mejor en su bolsa. Tapado con una manta un indigente dormía en un banco. Y cubierta de pies a cabeza con un edredón de flores, también dormía otra persona a la puerta de un teatro. Y casi al lado, en la oficina de una caja de ahorros, una mujer abandonada dormía sobre el suelo.

El sol sale en la ciudad por la zona donde ha estado el Fórum. Pero no es su disco lo primero que se ve, desde luego; sino la luz de una segunda noche, algo más clara que la primera, de un azul menos nocturno. Y quienes han atravesado esa espesura noctámbula de palabras que se enredan como maleza, y de risas enzarzadas que dejan sus pequeños arañazos, se sienten un poco supervivientes de un mundo que al final no existe, Entonces forman grupitos heroicos, de una heroicidad de gintonic, y van reuniéndose a la puerta de las churrerías para ponerle un final castizo a la noche. Barcelona es una ciudad antitaurina que se desayuna las resacas con churros y chocolate a la taza. Existe una sentencia que dice: «Las cosas claras y el chocolate espeso», y ahí se muestra un país donde la gente prefiere detenerse en las espesuras de los churros con chocolate que en la espesura de la vida. A Julie le apetecieron churros y le pidió a Ferran que la acompañase. Después Ferran la llevó en busca de libros.








Se ha escuchado el latido de un despertador en una calle vacía. El portero de un parking se asoma a la acera para contemplar el despuntar del día y bosteza con las manos metidas en los bolsillos. Los pájaros empiezan a bajar de las azoteas a los árboles. Remata su pintada un grafitero, y a toda prisa se aleja en bicicleta, con la mochila llena de rotuladores y de esprays para automóvil. Un anciano anda rebuscando céntimos de euro olvidados en las cabinas de teléfono. Alrededor del mercado de Sant Antoni los libreros ya se han puesto a montar los puestos. Llegan con sus coches cargados de cajas de libros viejos, usados, nuevos. También los de los tenderetes de los tebeos empiezan a instalar sus cubetas rebosantes de cuadernillos. Julie busca en los cajones el Spiderman de Ditko, que dibujó al Peter Parker más introvertido, más delicadamente adolescente, y junto a ella Ferran prefiere al Hombre de Hierro, atrapado en su armadura, a un paso de la nueva carne. A Julie le gustaría subir enseguida al Tibidabo y perderse entre la soledad de las atracciones. Ha entendido que la ciudad, cuando amanece, es a su manera un parque de atracciones por lleno de tipos solitarios, un extraño parque de atracciones por cuyas fachadas trepan alucinados tipos solitarios que se creen hombres araña.


Ficha del libro:

BCN 24h, dirección editorial: José Antonio Díaz Fernández ; Joan Barril ... 
Publicado por BBD, Brabander y Ajuntament de Barcelona, el año 2004. 

Entre otros participaron los siguientes autores: 
Joan Barril, Lluís-Anton Baulenas, Alfredo Bryce Echenique, Jorge Bucay, Francisco Casavella, Josep M. Espinàs, Enrique de Hériz, Jorge Herralde, José Carlos Llop, Juan Marsé, Andreu Martín, Guillem Martínez, Olga Merino, Ana María Moix, Xavier Moret, Javier Pérez Andújar, Jordi Puntí, Rosa Regás, Carme Riera, Albert Sánchez Piñol, Màrius Serra, Javier Tomeo, Pau Vidal, Enrique Vila-Matas, ...


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